Es un hecho que todos o la mayoría de las personas conocen el concepto de los valores. Sin embargo, explicarlos puede no ser una tarea fácil. Los valores no son otra cosa que un conjunto de principios universales que sirven como guía del comportamiento humano. Estos principios representan tanto pensamientos y deseos como acciones.
Se puede decir que los valores son pautas que ayudan a delimitar los comportamientos deseables y apreciables de los no deseables, de los repudiados. Son creencias fundamentales que ayudan tanto al individuo como al conjunto a lograr una convivencia plena, sana y armónica dentro de un marco de comportamiento social.
En un principio se trata de ideales individuales, que deben ser cultivados y crecer dentro de cada persona. Sin embargo, las repercusiones de los valores son a gran escala; no individual, sino socialmente.
Algunas personas están seguras de que los valores no están influenciados por ningún condicionante social, llámese religión, época, entorno, etc. Estas personas defienden la idea de que los valores humanos son innatos, es decir, vienen desde el nacimiento, dentro de cada individuo. Otros aseguran que los valores se aprenden. Que es deber de la sociedad, de cada familia educar en valores a los más jóvenes y estos a su vez, llegado el momento hagan lo propio con sus hijos.
Sea como sea, lo cierto es que la mayoría de los valores no tienen límites de tiempo y lugar. Es decir, los mismos valores suelen ser apreciados por todas las personas, en todos los lugares. Algunos ejemplos de valores incluyen:
- La honestidad,
- la nobleza,
- el respeto,
- la justicia,
- la compasión,
- el optimismo,
- la empatía,
- la perseverancia,
- el esfuerzo,
- la lealtad,
- la tolerancia
- y la paciencia, entre muchos otros.