La palabra democracia viene del griego δημοκρατία (dēmokratía); demos pueblo y Kratos poder o gobierno (aunque existe otra teoría que propone que “democracia” fue un neologismo formado a partir de la fusión de dos términos utilizados para designar a la clase artesana y a los campesinos; gobierno de los artesanos y los campesinos). No es coincidencia la etimología griega de este término; la democracia nació en Atenas, en la antigua Grecia. Se han encontrado evidencias del uso de esta palabra en el siglo V a.C. Fueron los griegos los primeros en perseguir el ideal de una ciudad gobernada por ciudadanos libres. Platón y Aristóteles abogaron por el concepto de una sociedad en la que la mayoría participara en la toma de decisiones. Sin embargo, esta democracia era muy diferente de la que se conoce actualmente. Un ejemplo es que ni las mujeres ni los esclavos podían participar de la toma de decisiones políticas.
La democracia es una manera de organización social en la que el poder está en manos de la ciudadanía. Esto quiere decir que algunas decisiones son tomadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta. De entre estos mecanismos, el más representativo es el voto. El voto es una herramienta mediante la cual un individuo expresa su preferencia por algo o alguien. En una democracia, el voto puede ser a favor de una propuesta, un partido político, un candidato, etc. En casi todas las situaciones, el voto tiene como características primordiales que es libre y secreto. Haciendo un conteo de los votos se llega a saber la voluntad de la mayoría, la cual debe ser respetada y la cual dará legitimidad a la misma elección. Dentro de una democracia, teóricamente todos los miembros de la ciudadanía son iguales y libres.